REC RELATOS PARA ENSANCHAR COSTILLAS

RECETA DE BIZCOCHO CON MUCHO AMOR



-         ¡Madre! ¿Cómo está usted? –
-         ¡Hija, cuánto tiempo sin saber de ti! Me tienes abandonada… Ya no te acuerdas de tu madre… -
-         Mamá, por favor, no me sermonee… -
-         ¿Qué? ¿Ya te has echao novio? –
-         Mamá…. ¡Que no! Solo tengo amigos… -
-         ¡Ay, hija mía! Te vas a quedar para vestir santos… -
-         Mamá, precisamente le llamaba porque esta noche tengo una cita con un hombre y coincide que es su cumpleaños y había pensado de llevar un bizcocho para impresionarlo. Le llamaba para que me diera la receta… -
-         Hija… Se escucha muy mal… ¿Qué decías de un hombre? –
-         ¡Que tengo una cita esta noche y necesito la receta del bizcocho! –
-         ¡Ay, hija! A estas alturas me preguntas… Creía que te habías estrenado ya…-
-         ¡Mamá! Al grano que tengo prisa… -
-         Vale, vale… Apunta.
-         Apunto… -
-         Con una mano le amasas los huevos poco a poco y le vas añadiendo aceite.
-         Mamá, que mal se escucha. ¿Aceite? –
-         Claro, aceite por todo el cuerpo… Es muy sensual…-
-         ¡Ah! Para que coja cuerpo. Es lo usual… ¿Qué más? Pero hable más fuerte, que no oigo nada… –
-         Verás que a medida que le vayas dando con la mano, va aumentando de volumen. Ahora es momento de jugar… -
-         ¿Cómo dice, Madre? –
-         ¡A jugar! –
-         Ok, azúcar. ¿Mucho? –
-         Mucho, hija, mucho. Con dulzura… Tú misma… Y si se te cansa la mano, hazlo con la otra pero sin cambiar el ritmo. –
-         ¡Qué mal la oigo, madre! ¿Qué más? –
-         Luego usas la boca, en plan guarrina. –
-         ¿Cómo? –
-         ¡Guarrina! –
-         Ok… No entendía. La harina… Apuntado. ¿Debo tamizarla? –
-         Sí, hija, sí, bien izada, bien izada.-
-         Bien, harina tamizada. ¿Y qué más? –
-         Poca cosa más hija. Si ya la lleva dura, un polvo, pero con delicadeza, con mucho amor. –
-         ¡Qué lejos la oigo! Levadura en polvo con delicadeza. Anotado. –
-         Con la lima dura toma el timón.
-         Eso lo entendí a la primera: Limadura de limón… ¿Y luego que hago?
-         Hija, y a partir de aquí, tú misma. Pero que la meta como en una peli porno. –
-         Perfecto, meterla en el horno. ¿Pero cuánto tiempo? –
-         Hija, depende de cada aparato… No lo sé, cuánto más rápido peor. Las prisas no son buenas en estos temas.
-         ¿Media hora es suficiente? –
-         Mujer… Es un tiempo correcto… -
-         Perfecto, madre. Muchas gracias… Ya le contaré como ha ido. ¿Encarna está bien?
-         Sí, hija sí. En la cama está mejor… -
-         Me alegro, madre… Ya le llamaré, a ver si la próxima vez se escucha mejor porque mira que se escucha mal. Espero haberlo apuntado todo bien. Un beso.
-         ¡Ala, hija! Un beso. –
-         Adiós…
Repasó sus anotaciones con aspecto circunspecto y recitó la receta en voz alta:
-         A ver… Ingredientes: Aceite, azúcar, huevos, harina tamizada, levadura en polvo y ralladura de limón. Preparación: Debo batir bien los huevos con el azúcar e irle añadiendo aceite hasta que vaya subiendo la masa. Le agrego la ralladura de limón y la harina tamizada con la levadura en polvo… Parece fácil. Lo meto en el horno a poca temperatura. Supongo que 170° durante media hora estará bien. -
Dos días más tarde…
-         ¡Madre!
-         Hola, hija mía, ¿cómo va todo? –
-         Nada, que la llamaba para decirle que el pastel me quedó más rico…

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